0383/2024 - Representación mediática de la salud mental en Iberoamérica: tendencias y desafíos en la era digital
Media Representation of Mental Health in Ibero-America: Trends and Challenges in the Digital Age
Autor:
• Luis M. Romero-Rodríguez - Romero-Rodríguez, L.M - <luis.romero@urjc.es, lromero2021@gmail.com>ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3924-1517
Coautor(es):
• Santiago Tejedor - Tejedor, S. - <santiago.tejedor@uab.cat>ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5539-9800
• Jesús Martínez - Martínez, J. - <jesus.martinez.fernandez@uab.cat>
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4935-9228
• David Rull Ribó - Ribó, D.R - <david.rull@uab.cat>
ORCID: https://orcid.org/0009-0001-9956-2497
Resumo:
Más de mil millones de personas están afectadas por un trastorno mental según la OMS. En este contexto, la cobertura informativa de la salud mental es uno de los grandes desafíos de los medios de comunicación en un escenario marcado por la desinformación y el ruido digital. Este trabajo, desde un planteamiento metodológico descriptivo transversal, ha analizado las noticias relacionadas con la salud mental en los principales medios de comunicación digitales de 20 países de Iberoamérica. Se identifica que la depresión, la ansiedad, el estrés, el suicidio, las adicciones y los trastornos neurocognitivos son las condiciones con mayor presencia en la cobertura informativa. También se detectó una relación moderada entre las variables ‘trastorno’ y ‘relación con la violencia’. Por otro lado, solo el 25% de las informaciones analizadas planteaban los procesos de recuperación como un tema significativo en la redacción. Se destaca que las noticias con entrevistas a expertos o citas a estudios médicos contribuyen a enfoques más positivos en la cobertura de la salud mental.Palavras-chave:
Medios de Comunicación; Salud Mental; Comunicación de la Salud; Salud Pública; Salud Colectiva.Abstract:
More than one billion people are affected by a mental disorder according to the WHO. In this context, information coverage of mental health is one of the great challenges for the media in a scenario marked by misinformation and digital noise. This work,a transversal descriptive methodological approach, has analysed the news related to mental health in the main digital media of 20 Latin American countries. The study identifies that depression, anxiety, stress, suicide, substances and addictions, and neurocognitive disorders are the disorders with the greatest presence in news coverage. Furthermore, the work detects a moderate relationship between the variable’s ‘disorder’ and ‘relationship with violence’. On the other hand, only 25% of the information analysed raised recovery processes as a significant topic in the writing. The work also highlights that messages with interviews with experts or citations to medical studies contribute to more positive approaches in mental health coverage.Keywords:
Media; Mental Health; Health Communication; Public Health; Collective Health.Conteúdo:
En 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el Informe Mundial sobre la Salud Mental1 en el que se advertía que para 2019 casi mil millones de personas (cercano al 13% de la población mundial) estaban afectadas por un trastorno mental. Las desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública, las guerras y las crisis climáticas se encontraban, según el mismo reporte, entre las amenazas estructurales para la salud mental presentes en todo el mundo; mientras que la depresión y la ansiedad aumentaron más del 25%, solo en el primer año de la pandemia por COVID-192.
La estigmatización, demonización y discriminación de las personas con trastornos de salud mental está muy extendida en la sociedad y en los sistemas de atención, siendo las personas más pobres y desfavorecidas las que mayores riesgos tienen de verse afectadas, a la vez de ser las que menos probabilidades tienen de recibir los servicios adecuados1. Por su parte, los medios de comunicación, en su capacidad de ser creadores de realidades3,4,5, creencias6,7 y percepciones8 sociales, influyen en el discernimiento social y la visibilización de los trastornos según el tratamiento o encuadre informativo (framing)9, su priorización temática (priming) y las sensibilidades y agenda mediática (agenda-setting)10 con las que se aborda la problemática. Un enfoque sensacionalista o estigmatizante puede perpetuar estereotipos y prejuicios sobre las personas que sufren estas condiciones, afectando no solo su integración social, sino también evitando que la propia sociedad presione a sus gobiernos para tener mejores sistemas de atención.
Asimismo, la estigmatización mediática de los trastornos de salud mental puede conllevar la trivialización de la problemática11, afectar aún más a personas con problemas de depresión y autoestima12, impedir comportamientos para la búsqueda de ayuda, el incumplimiento del tratamiento médico y la recuperación general13. Asimismo, un encuadre o framing mediático negativo puede relacionar los trastornos de salud mental con personas peligrosas, violentas, e incluso con el crimen14, 15.
Una revisión de literatura de 130 investigaciones publicadas entre 2002 y 2022 sobre la representación de los trastornos mentales en los medios de comunicación expuso una tendencia preocupante: la cobertura mediática de estas condiciones es predominantemente negativa y se ve afectada por variables sociodemográficas como la edad, el género y los valores culturales16. Sin embargo, los resultados de análisis de la cobertura mediática de salud mental en medios iberoamericanos parecen no coincidir con la tendencia general reportada por Gu y Ding16. Mascayano et al.17 explican que algunos resultados relativos al estigma público y familiar en América Latina y el Caribe difirieron de los comunicados en los países de Europa Occidental.
En el escenario latinoamericano, la salud mental ha sido foco de diferentes estudios desde perspectivas nacionales y regionales. Trabajos como el de Leiva-Peña et al.18 han incidido en la existencia de una gran disparidad de criterios en la cobertura relacionados con la salud mental en el contexto latinoamericano. Concretamente, esta investigación advirtió de que casi un tercio de los países de la región carecía de una política nacional relativa a la salud mental. Además, el trabajo identificó grandes desafíos relativos al financiamiento y a la adaptación de gobierno a sus respectivas realidades socioculturales. En este sentido, la investigación abogó por definir políticas adaptadas a cada contexto sociocultural y a cada escenario socioeconómico. Finalmente, el trabajo enfatiza la importancia de potenciar la investigación local para generar evidencias que reflejen las necesidades territoriales sobre las políticas públicas en salud mental.
Por su parte, desde un enfoque centrado en la coyuntura específica de cada país, Castro-Jalca et al.19 construyeron una revisión bibliográfica sobre los problemas emergentes de salud mental en adolescentes de Ecuador. A partir del análisis de 33 estudios, estos autores observaron una variabilidad significativa en la prevalencia de trastornos mentales, con énfasis en la depresión y ansiedad, que mostraron diferencias de género. Los investigadores aluden, como desencadenantes de problemas de salud mental, la violencia doméstica, el maltrato infantil, las relaciones sociales problemáticas o el consumo de sustancias. El estudio pone de relevancia el impacto de estos trastornos en ámbitos como la educación o la salud emocional, pero no aborda el rol de los medios y la cobertura informativa de estos asuntos. En este sentido, dos años antes, Flores-Romero20 analizó la comunicación de salud en los medios digitales ecuatorianos en el contexto pandémico del coronavirus. Este trabajo, centrado en un análisis de contenido desde un abordaje cuantitativo y cualitativo, se focalizó en dos medios y destacó el valor de los elementos de titulación en el impacto informativo y sensibilizador en la ciudadanía.
En el caso de Colombia, el trabajo de Gutiérrez-Coba et al.21 sobre la cobertura informativa de la salud mental en la prensa colombiana analizó 545 piezas informativas publicadas en siete periódicos colombianos. La investigación destaca que en un periodo de un año solo se publicaron 0,2 noticias relacionadas con la salud en cada diario analizado. Respecto a las temáticas más abordadas, el trabajo destacó que las adicciones (65,5%) y las conductas suicidas (22,4%) fueron las temáticas más recurrentes. Por otro lado, el estudio advirtió de la incorrecta utilización de términos especializados, de la preocupante ausencia de contexto y de profundidad en los abordajes informativos. Además, los autores subrayan la necesidad de que las facultades de Comunicación y los medios intensifiquen la formación de sus estudiantes y periodistas, respectivamente, para que mejoren la cobertura de la salud mental
Por su parte, López-Santín y Álvaro22, en una aproximación crítica desde la ética a la salud mental digital, revisó los efectos reportados en los principales estudios sobre la materia, al tiempo que analizó los efectos producidos sobre las subjetividades afectadas. Desde un enfoque más centrado en la cobertura informativa, el trabajo de Palacios-Espinosa y Martínez-Gutiérrez23 realizó un análisis de 92 noticias sobre el suicidio. El estudio advirtió que la totalidad de las piezas informativas analizadas presentaban deficiencias respecto a las directrices que especifica la Organización Mundial de la Salud. Concretamente, el trabajo subrayó que los medios desaprovechan la oportunidad de educar al público sobre el suicidio, no aplican medidas preventivas en el uso de imágenes y vídeos, y descuidan la oportunidad de facilitar información de ayuda a posibles afectados, entre otros aspectos.
La salud mental y su conexión con las redes sociales ha sido objeto de estudio en trabajos como el de Cano-Orón et al.24 que analizaron la imagen proyectada alrededor de esta temática en medios y redes sociales que utilizan el español como lengua vehicular. El trabajo, centrado en la resolución 32/18 del Consejo de Derechos Humanos, sobre salud mental y derechos humanos, abordó una muestra de 370 noticias y 352 páginas de Facebook. Entre sus resultados, destaca que el 53% de los artículos se focalizaron de manera directa en la salud mental. De ellos, menos de la mitad cubrieron este asunto de forma positiva. Además, este trabajo destacó que el 18% de los artículos analizados incitaba a la estigmatización de las enfermedades mentales mediante el uso de recursos metafóricos. Por su parte, en el caso de Facebook, el trabajo subrayó que el abordaje positivo de estos asuntos se limitaba al 5% de la muestra seleccionada.
Carrasco et al.25, en una investigación sobre la cobertura mediática de los problemas de salud mental de los jóvenes durante la pandemia de COVID-19 en España, concluyeron que el porcentaje de noticias en los medios de comunicación españoles que se refieren a la salud mental de los jóvenes de forma estigmatizante (5.4%) o asociada a la violencia (7.3%) es muy bajo. En la misma línea, Grandón et al.26, en su investigación sobre la representación de los trastornos mentales en la prensa de Chile de 2000 a 2019, coinciden con los estudios anteriores, concluyendo que en las informaciones de los medios analizados se constató una baja estigmatización hacia los trastornos mentales, que se redujo de forma constante con el paso del tiempo, identificando que los porcentajes más altos de noticias estigmatizadoras en tono y contenido se observan en el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
Estos resultados tan disímiles entre las investigaciones realizadas en Iberoamérica frente a la de otros países hacen necesaria una revisión y actualización del análisis de la cobertura mediática sobre salud mental en distintos países de Iberoamérica, para confirmar si la sensibilidad positiva en el encuadre de estas informaciones es una tendencia de la región. En este sentido, el objetivo de la presente investigación es examinar la cobertura mediática sobre salud mental en medios digitales de Iberoamérica en 2023. Para ello, se buscará responder las siguientes preguntas de investigación:
PI1: ¿Cuáles son los tipos de enfermedades o trastornos más comunes encontrados en la muestra?
PI1-1: ¿Existen correlaciones en la representación según el tipo de trastorno de salud mental y la violencia?
PI1-2: ¿Existen correlaciones en la representación según el tipo de trastorno de salud mental y las posibilidades de tratamiento?
PI1-3: ¿Existen correlaciones en la representación según el tipo de trastorno de salud mental y su enfoque biológico o psicosocial?
PI2: ¿La recuperación es un tema significativo en la nota?
PI2-1: ¿Se correlaciona el tipo de enfermedad o trastorno con la posibilidad de recuperación y la estigmatización?
PI2-2: ¿Se correlaciona la posibilidad de recuperación, el tono y el uso de expertos?
PI2-3: ¿Se correlaciona la posibilidad de recuperación, el tono y los familiares y/o amigos?
PI3: ¿Es la escasez de recursos o la mala calidad de la atención a la salud mental un problema?
PI3-1: ¿Existe correlación entre la escasez de recursos y el país?
PI3-2: ¿Existe correlación entre la escasez de recursos y el género y la edad?
Métodos
Diseño
Se realizó un estudio descriptivo transversal de las noticias relacionadas con la salud mental emergentes en los principales medios de comunicación digitales de Iberoamérica. Se siguieron los procedimientos estándar para el análisis del contenido de las noticias en los medios de comunicación27.
En primer lugar, se seleccionaron los medios de comunicación digitales (legacy and native) más importantes y con mayor reputación de cada país de Iberoamérica (Tabla 1), según el SCImago Media Rankings28, para el que se han tomado en consideración cuatro indicadores: Authority Score (25%), Domain Rating (25%), Citation Flow (25%) y Trust Flow (25%), del que se puede obtener una ponderación Overall y generar un ránquing. La razón principal para decidir tomar los medios con mayor reputación de cada país es que estos suelen ser los más leídos, e incluso sirven como fuentes para otros medios de comunicación (radio, televisión, y otros medios impresos native and legacy).
Tabla 1. Medios digitales (legacy and native) seleccionados para el estudio
A continuación, fueron recopilados sistemáticamente los artículos periodísticos publicados por cada uno de los medios en referencia (Tabla I) y, posteriormente, se realizó el análisis cuantitativo deductivo, para el que se creó un libro de códigos estandarizado adaptado del trabajo previo de otros autores sobre análisis de contenido de historias de salud mental en los medios de comunicación 25, 29, 30 (Tabla 2).
Muestra
Para extraer la muestra de cada medio, se accedió de forma individual a cada uno de ellos, extrayendo las unidades informativas emergentes para el período 1 de enero al 31 de diciembre de 2023. Se seleccionaron las noticias que incluían las siguientes palabras clave en el título, subtítulo y/o cuerpo de la publicación: [salud mental / Saúde mental or trastorno* mental* / perturbação* mental*] (en inglés: mental health or mental* disorder*).
Una exploración inicial reportó 20,020 resultados emergentes como universo de estudio utilizando las palabras clave, una muestra que resultaría inabarcable de analizar en profundidad. En este sentido, se realizó un muestreo aleatorio simple por cada medio para obtener resultados con el 90% de confianza y 10% de margen de error, entendiendo que se trata de un universo más o menos homogéneo. Con esta configuración muestral se arrojaría una buena precisión de los resultados y permitiría una comparativa entre países con muestras similares para evitar posibles sesgos posteriores. La muestra definitiva consta de 1,275 unidades informativas, que varían entre 60 y 66 por cada uno de los 20 países de la región (Tabla 3):
Tabla 3. Muestra por cada medio seleccionado
Procedimiento
Cuatro coders participaron en la selección, recopilación y análisis de la muestra. Como estrategia de muestreo se utilizó la técnica de la semana construida31, 32, lo que permite eliminar sesgos mediáticos por algún acontecimiento concreto o contingencia. Se seleccionaron un promedio de 5.25 informaciones mensuales.
Fueron excluidos de la muestra aquellas informaciones que, a pesar de emerger en el buscador con los criterios informados, no guardaran relación temática directa. También se excluyeron los contenidos aportados (por ejemplo, artículos de opinión, cartas al director, columnas), así como los artículos sobre temas relacionados con la drogadicción o el alcohol, o las evaluaciones psiquiátricas o psicológicas relacionadas con estos temas, como se ha hecho en investigaciones anteriores 25, 26, 29, 30, 33.
Se decidió excluir los contenidos aportados y artículos de opinión porque los mismos no necesariamente reflejan la línea editorial del medio de comunicación, ni son formalmente outputs informativos. Con respecto al abuso de sustancias psicotrópicas y las bebidas alcohólicas, estas informaciones habrían ampliado y difuminado sustancialmente el objetivo del análisis.
Se realizó un estudio piloto de 6 muestras de cada medio (120 muestras en total) para confirmar la validez y fiabilidad del instrumento (Tabla II). Esto condujo a una prueba de fiabilidad entre evaluadores. Para ello se utilizó el coeficiente kappa de Krippendorff. Para las 120 noticias codificadas de forma piloto, se obtuvo un valor medio de 0.780 entre los coders, lo que indica un alto nivel de acuerdo.
A cada coder se le asignaron cinco medios, teniendo que analizar con el libro de códigos (Tabla II) un promedio de 305 unidades informativas en total. Las noticias fueron exportadas a PDF y organizadas en una carpeta compartida de Google Drive. Después de realizado este análisis por cada coder, otro coder se encargaba de verificar las informaciones con el codebook para confirmar las respuestas. Cuando surgían inconsistencias o diferencias entre la observación inicial y la verificación, un tercer coder decidía la controversia.
Todos los códigos se registraron en una base de datos Excel creada ad hoc a partir del contenido del libro de códigos, que se exportó posteriormente al software R para facilitar el análisis estadístico y la graficación de resultados. Una vez codificadas todas las unidades informativas, se calcularon las frecuencias y los porcentajes de cada variable, incluidas las comparaciones de variación entre noticias centradas en diferentes aspectos demográficos y diferentes trastornos y se realizaron tanto las tablas de contingencia, como la regresión logística. Para medir la asociación entre dos variables categóricas o índice de asociación, se utilizó la medida de Cramer V.
Resultados
Trastornos más comunes y su correlación con la violencia, posibilidades de tratamiento y enfoque biológico o psicosocial
La mayor cantidad de notas (338) no especificó un trastorno o condición de salud mental específico. Los trastornos con mayor frecuencia son depresión (161), ansiedad (158), estrés (144), suicidio (88), sustancias y adicciones (83) y trastornos neurocognitivos (70) (Figura 1).
Figura 1. Frecuencia de cada trastorno en la muestra.
Para el análisis de la correlación según el tipo de trastorno de salud y violencia, se obtuvo la medida de Cramer’s V, cuyo índice de asociación fue de 0.361, para el coeficiente de contingencia fue de 0.34 y en para chi-cuadrado una significancia p muy cercana a 0. Esto indica que sí existe una relación moderada entre las variables ‘trastorno’ y ‘relación con la violencia’.
Sin embargo, esto no es un indicador de que la mayoría de enfermedades obtuvieran como respuesta esta correlación positiva. Por el contrario, la relación entre ambas variables es que la mayoría de ellas indicaron que no tendrían un vínculo con la violencia. Para entender esto, hay que tomar en consideración que estas pruebas toman de forma objetiva las respuestas ‘sí’ y ‘no’ (no le asignan un significado), y definen relación entre ambas como la distribución de la variable enfermedades no es independiente de la variable ‘relación’. Por lo que se ve una clara tendencia a que dichos trastornos, en términos generales no se vinculan a la violencia.
Para el análisis de la correlación según el tipo de trastorno de salud y posibilidades de tratamiento, se obtuvo la medida de Cramer’s V, cuyo índice de asociación fue de 0.285, para el coeficiente de contingencia fue de 0.443 y para chi-cuadrado una significancia p de 0.57. Esto indica que existe una leve relación entre las posibilidades de tratamiento con el tipo de enfermedad, siendo esta relación leve hacia la respuesta que ‘No se discuten intervenciones/tratamientos’. No obstante, esta relación no es tan significativa, y como se puede ver en la Figura 2, existen múltiples conteos en la relación con tratamiento de formas arbitrarias, es decir, hay una tendencia/dependencia leve más no clara entre las variables.
Figura 2. Correlación entre tipos de trastorno y posibilidades de tratamiento.
Asimismo, se realizó una tabla de contingencia para la visualización de resultados encontrando que trastornos como ansiedad, depresión y estrés mostraron una representación fuerte en tener una aproximación mixta (biológica y psicosocial), para los trastornos neurocognitivos existen más notas que asignan una aproximación biológica, mientras que para el autismo y el consumo de sustancias y adicciones tienen una distribución casi equitativa entre todos los enfoques (Figura 3). Además, en las notas donde no se especificó la enfermedad la mayoría de enfoques o no se discuten o tienen una aproximación mixta. También se obtuvieron los coeficientes de correlación Cramer’sV (0.33) y coeficiente de contingencia (0.507) que indican que existe una correlación moderada entre las condiciones y su enfoque.
Figura 3. Heatmap sobre tipo de trastorno y enfoque (biológico o psicosocial).
Enfoques sobre recuperación/estigmatización, citas a expertos y familiares y/o amigos
Solo un 25% de las informaciones analizadas (n=307) planteaban los procesos de recuperación como un tema significativo en la redacción. En lo atinente a la correlación entre el tipo de trastorno y el enfoque de estigmatización o recuperación, la Figura 5 muestra en el eje horizontal (X) las enfermedades cuya frecuencia fue mayor a 3 obtenidas de las notas. Y para el eje vertical (Y) se tienen las combinaciones entre posibilidad de recuperación-estigmatización (en ese orden respectivo). Por lo que si se tiene ‘Sí-No’ es la relación de dicha enfermedad con que sí se aborda la posibilidad de recuperación, y con no tener ningún tipo de estigmatización. Cabe mencionar que no existió ningún conteo para la combinación Sí-Sí. Las únicas condiciones de salud mental que sí recibieron estigmatización fueron trastornos de la conducta y consumo de sustancias y adicciones. Esto podría relacionarse un poco a los resultados obtenidos en la Figura 3 donde ambas cuentan con pocos o ningún conteo para un enfoque biológico. Sin embargo, otras enfermedades y trastornos contaron con la misma característica y no emergieron conteos con estigmatización. Asimismo, la mayor parte de las enfermedades tienen notas con una posibilidad de recuperación negativa y tampoco con estigmatización, siendo las que tienen un conteo superior en esta categoría los trastornos neurocognitivos, sustancias y adicciones, el suicidio, la ansiedad y la depresión (Figura 4).
Figura 4. Heatmap sobre tipo de trastorno, recuperación y estigmatización.
En relación al enfoque de las notas que utilizaron entrevistas a expertos o citas a estudios médicos, la Figura 5, en el eje horizontal (X), se observa la clasificación de las citas en la nota que sí incluyen a expertos, mientras que para el eje vertical (Y) se tienen las combinaciones entre posibilidad de tono-recuperación (en ese orden respectivo). Los tonos positivos y neutros se relacionan directamente proporcional con las citas a expertos que son positivas. Asimismo, a pesar de que existen notas que tienen tonos negativos/pesimistas con citas negativas, estos mismos también cuentan con un número alto de citas mixtas. En general, solamente las notas que cuentan con tonos negativos y no posibilidad de recuperación tienen un conteo relevante para las citas negativas.
Figura 5. Heatmap de correlaciones entre tono y enfoque y consulta a expertos.
En lo referido a la “humanización” de las informaciones utilizando declaraciones de familiares y/o amigos de los pacientes, la mayor parte de tonos sin importar si tuvieron relación con la posibilidad de recuperación, no tuvieron citas en relación a los familiares. Para los tonos neutros y negativos existe un conteo mayor para las citas a familiares que fueron mixtas.
La escasez de recursos relacionada a la mala calidad de la atención a la salud mental
El 40% de las unidades informativas analizadas refieren a la escasez de recursos como un detonante para la mala calidad de la atención a los trastornos, o bien a la incapacidad de las familias de seguir un tratamiento. Sobre la relevancia de este tema por país analizado, la Figura 7 muestra una regresión logística para comprender mejor la relación entre ambas variables. Este tipo de regresión se usa para predecir la probabilidad de la escasez en relación a la variable predictiva ‘país’. Los países con cuyo valor estadístico p menores a 0.05 (se realizó con un 5% de confianza) muestran que sí existe una relación significativa. Tomando en cuenta la desviación residual y la desviación nula, se puede decir que el modelo se ha adaptado bien a los datos. Sobresalen Colombia, Argentina y Bolivia con un porcentaje de relación más alto, seguidos no muy de cerca por Perú, Uruguay y Honduras. Los medios digitales que menos hablaron sobre escasez de recursos relacionado a la calidad de la atención o la posibilidad de tratamiento fueron los de Chile, Portugal y Paraguay.
En cuanto al género y edad, correlacionado con la escasez de recursos para el tratamiento de trastornos de salud mental, primero se mencionará que los puntos que tengan 1.00 de correlación no son representativos para este análisis, ya que por ejemplo ‘Madres y bebés’, ‘Hombre adulto (criminal)’, etc., solamente contienen 1 conteo en toda la tabla, por lo que es de esperarse que muestran una probabilidad de porcentaje de relación alto, mas no es significativa según el análisis. Ahora, si se observa el conteo vertical para personas mayores a 65 años, se tiene que los hombres tienen una mayor significancia que ambos géneros indistintos o mujeres. Se puede ver que, en general, las personas de género masculino tienen una mayor significancia ante la escasez, siendo la respuesta que ‘No’, seguido por ambos. Esto no quiere decir que las mujeres tengan mayor con ‘Sí’, sino que, por lo general, para el género masculino es más clara la tendencia a ‘No’.
Discusión y conclusiones
El estudio de la cobertura de la salud mental en medios digitales iberoamericanos inaugura diversas e interesantes líneas de investigación alrededor de una discusión que denota algunas transformaciones, al tiempo que incide en la necesidad de enfatizar las investigaciones sobre este tipo de temáticas, especialmente, en un escenario marcado por el ruido digital y la desinformación. En este sentido, el estudio señala que la mayoría de las piezas informativas analizadas no especificaba un trastorno o condición de salud mental concreto. De este modo, la depresión, la ansiedad, el estrés, el suicidio, las sustancias y las adicciones o los trastornos neurocognitivos poseen un rol protagónico destacado. Además, la investigación establece que, según la relación entre variables, no se identifica un vínculo claro con la violencia. Este conjunto de resultados cuestiona o, al menos, desarrolla algunas reflexiones derivadas de los trabajos de Castro-Jalca et al.19. Con relación a ello, estos investigadores, que focalizaron su estudio en Ecuador, aludieron a la depresión y la ansiedad, con diferencias de género, como las dolencias más habituales. En este caso, se observa que emergen a nivel de importancia otro tipo de trastornos relacionados con la salud mental. Además, por otro lado, el trabajo de estos investigadores señaló como la violencia doméstica, entre otros, como no de los principales desencadenantes. Esta conexión, por lo tanto, queda cuestionada a tenor de los resultados del presente informe. No obstante, esta línea de investigación demanda de nuevas aproximaciones que conecten la cobertura informativa con aspectos como la educación, el pensamiento crítico y la media literacy, entre otros aspectos.
Por otro lado, respecto a los enfoques sobre la recuperación, la estigmatización y las citas a expertos y familiares o amigos señala que únicamente el 25% de las informaciones analizadas incorporaban los procesos de recuperación como aspectos relevantes en el enfoque de las coberturas realizadas. Este aspecto conecta con los trabajos de Palacios-Espinosa et al.16. Aunque se centraron exclusivamente en el suicidio, es importante destacar que su investigación advierte de un predominio de piezas informativas alejadas de las directrices recomendadas por la OMS. En esta línea, los autores incidían en la necesidad de educar a la ciudadanía a través de las coberturas informativas y mediante un uso ético y rigurosos de los contenidos visuales y audiovisuales. A ello se suma la referencia a un desaprovechamiento de la oportunidad de sensibilizar y ofrecer información de utilidad, desde un planteamiento más pragmático, a posibles personas afectadas. Por lo tanto, los resultados del presente informe redundan en esta necesidad de conferir otro tipo de narrativa y enfoque a las historias divulgadas sobre aspectos de salud mental.
Por otro lado, el estudio ha identificado que los tonos positivos y neutros presentan una relación proporcional con la incorporación de citas a expertos. Este aspecto conecta con los aportes de trabajos como el de Cano-Orón et al.24 que advirtieron de que el 53% de los artículos se focalizaron de manera directa en la salud mental y la mitad de los mismos abordaron positivamente los contenidos. No obstante, resulta más llamativo que destacaron el riesgo de utilizar estructuras metafóricas para abordar estos asuntos y cuestionaron la ausencia de expertos en las piezas informativas elaboradas. Este asunto está ligado, además, al componente de la humanización. La presencia de declaraciones de familiares y/o amigos de los pacientes, resulta escasa. Este aspecto alude a un claro desafío periodístico en la cobertura de los contenidos en la línea de los aportes de López-Santín y Álvaro Serón22 que, desde una mirada ética, enfatizan el rol destacado de lo subjetivo y su entorno en este tipo informaciones.
Finalmente, este trabajo incide en la existencia de panorama muy diversos en la región latinoamericana. No obstante, si aprecia una coyuntura similar o próxima entre Colombia, Argentina y Bolivia; mientras que Perú, Uruguay y Honduras ubicados con resultados diferenciados de los tres primeros. Por su parte, los medios analizados de Chile, Portugal y Paraguay fueron los que abordaron en un menor grado la escasez de recursos y su vínculo con la calidad de la atención o la posibilidad de tratamiento. Estas agrupaciones entre países que comparten escenarios conectan, por un lado, con la diversidad territorial que Leiva-Peña et al.18 atribuyen al contexto latinoamericano. Sin embargo, por otro lado, cuestionan los planteamientos de estos autores que argumentan que las similitudes se producen únicamente entre países que comparten coyunturas socio-económicas similares. Más allá de esto, sí que resulta claro que la diferenciación entre países invita a potenciar el trabajo tanto específico de cada país como cooperativo y coordinado a nivel regional en el diseño de políticas.
El estudio permite concluir que existen importantes desafíos en la cobertura de los temas vinculados con la salud mental. La humanización, la contextualización, el abordaje en profundidad y la inclusión de recomendaciones, consejos e información de utilidad son aspectos clave. Por otro lado, este tipo de hitos demanda de la adquisición de competencias y habilidades tanto. Para ello, las facultades de comunicación, por un lado, y los propios medios, por otro, han de diseñar estrategias formativas que permitan a los profesionales desarrollar mejores coberturas de este conjunto de temáticas. El estudio, además, identifica la importancia de potenciar trabajos e investigaciones que, desde planteamientos interdisciplinares, se aproximen a este objeto de estudio generando nuevos estudios y líneas de trabajo. A ello se une la importancia de combinar el trabajo específico en cada país a partir de sus particularidades con la importancia de potenciar la colaboración intergubernamental en aras de compartir sinergias y diseñar políticas coordinadas en la región.
Referencias
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